Según los indicios y en
coincidencia con la opinión de la mayoría de los especialistas turísticos,
durante este 2018 se producirá una paulatina recuperación de destinos, tiempo
atrás muy solicitados, como Túnez, Turquía y, en especial, Egipto… Para
aquellos que se estén pensando viajar a este último país, tan solo decirles
que, ahora mismo, la calidad y los precios, son muy buenos. De momento, y a
modo de aperitivo, les invitamos a un particular viaje imaginario que, de hacerlo
real, vivirán una experiencia inolvidable. Comenzamos…
Egipto es magia e historia, es
arqueología y paisaje, es cultura y tradición, pero también fascinación y
misterio. Se ha escrito más sobre la civilización del antiguo Egipto que de
ninguna otra época de la humanidad. Nombres como Ramsés, Tutankamón o
Cleopatra, nos resultan tremendamente populares, y la idea del pasado de Egipto
nos acerca a un origen común de la cultura mediterránea y, por tanto, al origen
de la civilización occidental.
Resultaría tópico decir que el
sólo hecho de la breve contemplación de las pirámides, ya justificaría
ampliamente un viaje a Egipto. Aunque parezca manido es una gran verdad, pero,
al mismo tiempo, sería algo imperdonable quedarnos sólo ahí y perder la
oportunidad de adentrarnos en el conocimiento de un imperio que, durante más de
3.000 años, vivió su esplendor a orillas de uno de los ríos más importantes del
mundo, el Nilo.
Egipto es un país
extraordinario y con una increíble belleza natural. Para conocerlo iniciamos
nuestro viaje imaginario en El Cairo, la capital. Una bulliciosa metrópoli de
más de dieciséis millones de habitantes que reúne no sólo impresionantes
templos y monumentos construidos en tiempos de los faraones, sino también el
legado de griegos y romanos, las iglesias y los monasterios de los primeros
cristianos, y la desbordante profusión artística y arquitectónica acumulada
durante siglos de dinastías islámicas.
Para empezar con buen pie y
reponernos del viaje de avión, lo mejor es alojarse en un buen hotel. En este
caso lo recomendable es un establecimiento de cinco estrellas, o cinco
estrellas lujo, situado frente al Nilo, bien en pleno centro de la ciudad o
localizado en la isla de Roda, en pleno centro comercial y de negocios de la
ciudad. En ellos encontraremos todas las comodidades para relajarnos y, a la
noche, podremos disfrutar de una magnífica cena en alguno de sus variados
restaurantes de comida nacional e internacional, que nos permitirán reponer
fuerzas antes de pasar nuestra primera noche en el país de los faraones.
A dieciséis kilómetros del
centro de El Cairo, por la carretera del Oeste, se encuentra la meseta
desértica de Giza en donde se levantan las archifamosas tres pirámides que
levantaron los faraones de la IV
Dinastía (Keops, Kefrén y Micerinos), así como la misteriosa Esfinge.
Al contemplar las tres
pirámides, sorprende su monumentalidad y sus proporciones, pero, si vamos más
allá, quedaremos fascinados al comprobar su disposición, imitando a las tres
estrellas del Cinturón de Orión, y su ubicación, en especial la de la gran
pirámide de Keops con una inexplicable equidistancia con respecto al Polo Norte
y al centro de la Tierra. Además ,
la entrada principal a la pirámide de Keops tiene una peculiar inclinación que
resulta ser paralela al eje de rotación de la Tierra y su prolongación señala exactamente la Estrella Polar.
Muchos son los misterios y
tesoros que aún quedan por descubrir. Sin ir más lejos, todavía sigue sin
encontrarse la cámara funeraria de la pirámide de Keops. En cuanto a la Esfinge , se cree que
existen dos cámaras situadas debajo de su estructura. De una de las cámaras se
ha detectado por radar un túnel que podría llegar al más extraordinario de los
tesoros hallado jamás, se trataría de la llamada Sala de los Archivos que,
según algunas teorías, guardaría una especie de biblioteca cósmica en la que estarían recogidos los secretos de la
historia del hombre. Esta hipótesis está relacionada con la teoría de los atlantes que, tras la destrucción de la
Atlántida , pudieron llegar a Egipto hace más de doce mil
años, desarrollando la necrópolis de Giza y ocultando allí sus conocimientos.
Resulta imprescindible una
visita a Menfis, antigua capital del Imperio Antiguo, y a la necrópolis de
Saqqara, visitando su famosa pirámide escalonada (2650 a .C.), primer monumento
de piedra de Egipto y del mundo.
No se puede abandonar El Cairo
sin haber visitado el Museo Egipcio y sin haber disfrutado de sus cafés,
restaurantes, mercados y espectáculos. Entre sus restaurantes más afamados
destaca Naguib Mahfuz, situado en pleno mercado de Khan el Khalili.
Después de pasar tres noches
en El Cairo llega el momento de embarcarnos en un apasionante y placentero
crucero por el Nilo, cuna de la civilización egipcia. Para ello volaremos hasta
Luxor, anteriormente Tebas, capital ceremonial de los antiguos faraones.
Un buen crucero por el Nilo es
una experiencia inolvidable. El lujo oriental, la belleza natural del paisaje,
la contemplación de la ebullición de la vida en sus orillas y el continuo
descubrimiento monumental de su pasado, nos sumergen en un entorno de exotismo
en el que viviremos unos días maravillosos. Uno de los mejores cruceros para
embarcarse es el Nile Dolfin, un hotel flotante de cinco estrellas en el
que, además de disfrutar de todo el confort de su categoría y de una excelente
gastronomía, tendremos la sensación de que en cualquier momento nos vamos a
encontrar con la escritora Agatha Christie o con alguno de sus personajes.
Formando parte del itinerario
del crucero, mil maravillas nos esperan… La necrópolis de Tebas con el Valle de
los Reyes, el Templo de Hatchepsut, Medinet Habu y los Colosos de Memnón. Es
imprescindible la visita a los Templos de Luxor, Karnak y de Horus, este último
en Edfú.
Siguiendo el curso del Nilo
hacia el Sur, pasaremos por Esna, Edfú, Kom Ombo y Asuán, lugar de una gran belleza
y fin del crucero. En Asuán se recomienda visitar el Templo de Philae y
realizar un placentero paseo fluvial en la tradicional faluca egipcia, desde la que se puede admirar una espectacular
panorámica del Mausoleo de Agha Khan, la Isla Elefantina y el Jardín
Botánico. Se puede dejar para el final la visita al Museo Nubio de Asuán.
Antes de regresar a El Cairo
resulta imprescindible la visita al Templo de Abu Simbel, un santuario
esculpido en la roca, en medio del desierto, y que constituye el complejo mejor
conservado de todo Egipto. Situado a 280 kilómetros al sur de Asuán y a tan
sólo 40 kilómetros de la frontera con Sudán, se puede ir en vehículo por
carretera desde Asuán, pero, para evitar un duro e incómodo trayecto de ida y
vuelta, se recomienda hacer el viaje en avión en poco más de treinta minutos.
El Templo de Abu Simbel es muy característico por las cuatro colosales estatuas
de Ramsés II que presiden la entrada y su estado de conservación es tan bueno
porque permaneció enterrado por la arena hasta que en 1813 fue localizado por
casualidad, al sobresalir sobre la arena parte de la cabeza de una de las
cuatro colosales estatuas.
Así, de esta manera, nuestro
viaje imaginario puede concluir felizmente en el imprescindible Templo de Abu
Simbel. Si regresamos en avión, podemos hacer la comida de mediodía en Asuán
para, a primera hora de la tarde, regresar por avión a El Cairo, de nuevo al
confort de un buen hotel. Después de otra agradable noche de fiesta, podremos
regresar al día siguiente a Madrid con la satisfacción de haber vivido una
experiencia inolvidable y haber descubierto que, al igual que el alma de los
antiguos faraones, nuestro interés por Egipto nunca morirá.
Ángel Alonso
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