domingo, 1 de junio de 2025

Granada, corazón de una provincia que lo tiene todo

Volver a Granada es mucho más que regresar a un destino turístico; es rememorar grandes experiencias viajeras. En cada visita hemos tenido la oportunidad de descubrir las diferentes propuestas que ofrece una provincia que se divide en diferentes comarcas, como la Costa Granadina, la Alpujarra y el Altiplano de Granada, y que nos ofrecen desde la oferta de turismo cultural, patrimonial y de ocio hasta el turismo de naturaleza y deportivo.

La provincia entera se abre para un nutrido grupo de periodistas de turismo invitados para conocer y divulgar un destino lleno de contrastes: desde las cumbres de Sierra Nevada hasta las playas de la Costa Tropical, pasando por pueblos con encanto, tradiciones vivas y una gastronomía que deja huella.

Nuestro primer encuentro con la ciudad fue desde el barrio del Albaicín, la contemplación de la Alhambra desde sus miradores y una velada gastronómica inolvidable. La visita guiada nos permitió adentrarnos en la historia y el alma de este emblemático barrio, descubriendo detalles únicos y disfrutando de la mejor panorámica de la ciudad.

 "Miradores que detienen el tiempo."

Acompañados de un guía experto y gran conocedor de la cultura andalusí, recorrimos las estrechas y serpenteantes calles del Albaicín, el corazón histórico de Granada. Durante el paseo, aprendimos la evolución del barrio, la convivencia de culturas y curiosidades como el origen de los Cármenes, casas típicas rodeadas de jardines y huertos tapiados, que son auténticos oasis privados tras altos muros encalados. Nuestro guía nos desveló historias y leyendas de sus gentes y nos ayudó a entender cómo el pasado sigue vivo en cada rincón del barrio.

Situado en la parte alta del Albaicín, el mirador de San Cristóbal nos ofreció una de las panorámicas más amplias de Granada. Desde aquí se puede contemplar la Alhambra, Sierra Nevada, la Vega de Granada y parte de la muralla Zirí del s. XI. Es un espacio accesible y menos concurrido, mientras que el mirador de San Nicolás es un emblemático balcón en el que al atardecer resuenan los cantos flamencos, para deleite de un gran número de turistas que contemplan la Alhambra bañada por la luz dorada del atardecer, añadiendo emoción y autenticidad al momento.

Al caer la noche acudimos al restaurante Mirador de Morayma, sin duda uno de los momentos más memorables de nuestra visita al Albaicín. En este Carmen morisco, disfrutamos de una carta basada en la cocina tradicional granadina, donde las recetas recuperan la herencia árabe a través de especias y aliños como el comino, la canela, el cilantro y el azafrán, que aromatizan y dan su personalidad a cada plato. Difícil elección para los comensales entre las especialidades de la casa: el rabo de toro cocinado a fuego lento, el pollo con higos y especias, evocando la fusión de dulce y salado típica de la cocina andalusí, y el bacalao gratinado con champiñones a la crema. Cada plato fue maridado con vinos de la tierra, muchos de ellos ecológicos y procedentes de la propia Alpujarra granadina, toda una experiencia para los sentidos.

La noche fue ganando en intensidad y calidez a medida que se sucedían los platos, acompañados por Manuel Muñoz, presidente del Patronato Provincial de Turismo, quien compartió con pasión y conocimiento la realidad de una provincia que recibe millones de visitantes cada año.

Granada es única en Andalucía por ofrecer mar, nieve y un patrimonio monumental incomparable, lo que la convierte en un destino privilegiado para cualquier viajero. Nuestra velada, con la Alhambra iluminada como telón de fondo, resultó insuperable, casi como si se tratara de una cena privada con el monumento más emblemático de la ciudad.

Deleitándonos con los sabores y olores de la cocina tradicional, don Manuel Muñoz nos explicó con entusiasmo los nuevos retos y proyectos en los que están trabajando para potenciar el turismo en toda la provincia. Destacó que el objetivo es atraer al visitante no solo a la ciudad de Granada, sino también consolidar su estancia invitándolo a descubrir lugares tan emblemáticos como Sierra Nevada y los pueblos de la Alpujarra, auténticos tesoros naturales y culturales de la región.

Muñoz subrayó la importancia de la nueva imagen que quieren proyectar de la provincia, más moderna y diversa, así como el esfuerzo que están realizando en colaboración con agencias de viajes, compañías aéreas e incluso navieras para captar visitantes de otros puntos cercanos de Andalucía. El Patronato apuesta por campañas que promuevan la singularidad de la provincia andaluza. La estrategia incluye la coordinación con organismos nacionales e internacionales para reforzar la promoción y la comercialización del destino, asegurando que quienes llegan a Granada puedan disfrutar de experiencias completas que van mucho más allá de la visita urbana, abarcando naturaleza, deporte, gastronomía y cultura en un entorno privilegiado como pudimos comprobar.

Tras la cena, iniciamos un paseo nocturno que nos llevó desde las alturas del Albaicín hasta el corazón palpitante de la ciudad. El camino descendía entre callejuelas estrechas, empedradas, flanqueadas por casas encaladas que todavía conservan el aroma de siglos.

A medida que bajábamos, nos deteníamos para contemplar la Alhambra que se alzaba al frente, iluminada con una calidez que la hacía flotar sobre la oscuridad. La silueta recortada de la Torre de la Vela destacaba con su forma poderosa, vigilante, como un faro inmóvil sobre la ciudad dormida. La luz anaranjada que bañaba sus muros resaltaba los detalles de la piedra y proyectaba sombras que parecían moverse con el viento.

Más abajo, al llegar al centro, nos encontramos con la Catedral de Granada, imponente y solemne bajo los focos que la iluminaban desde la base. Su fachada barroca cobraba una nueva vida por la noche, con los relieves y columnas fundiéndose en un juego de luces y sombras. A pocos metros, el edificio del Ayuntamiento aparecía sobrio y elegante, y sobre la plaza, la escultura del caballo alzado parecía casi cobrar movimiento, como si desde allí vigilara el ir y venir de la vida nocturna granadina.

La jornada llegó a su fin dejando tras de sí una experiencia intensa e inspiradora, despertando emociones, ideas y nuevas historias que contar. Porque Granada no solo se ve, sino que se siente y se vive por la historia que brota de cada rincón.

                                                                                            Eva C. Martínez Martín                                                                                                              Periodista de Fijet España

 

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