Visitar las tierras en las que crecen con mimo y sabiduría las viñas que durante siglos nos han proporcionado vinos, es un deleite para los sentidos y toda una recomendación para una escapada de Enoturismo.
Nuestra propuesta es conocer, disfrutar y saborear el fruto de estas tierras en las que se cultivan desde hace más de 2.000 años los vinos que hoy día convierten a Ribera del Duero en una de las denominaciones de origen más prestigiosas de nuestro país.
¨A ojo de buen Cubero¨
Una frase utilizada para hablar de la acción de medir algo de una manera imprecisa y que encuentra su sentido a decenas de metro de profundidad, en las bodegas, allí los cuberos fabricaban manualmente las cubas donde se mimaban los caldos tranquilos, y debían ensamblar con precisión artesanal las piezas que lograsen cubas de medidas y capacidad lo más exactas posibles.
Una labor que requería de habilidad para acoplar la ¨Duela¨, la última pieza de madera, que debía tener las medidas adecuadas para evitar fugas y lograr que el vino se conservara en condiciones óptimas.
Sin duda los artesanos cuberos utilizaban a partes iguales su intuición y su experiencia, y así han continuado sus descendientes en la Ribera del Duero. A día de hoy, se mantiene la misma premisa de cuidar con esmero la elaboración de los caldos, pero adaptándose a los nuevos tiempos con la implementación de nuevos procesos de elaboración, tecnología, mayor cualificación de los trabajadores, investigación de mercado y cuentan con enólogos expertos que trabajan en la aplicación de nuevos aromas para lograr el Bouquet perfecto del vino durante su elaboración y envejecimiento.
La comarca de la Ribera del Duero se caracteriza por su clima mediterráneo continental, con inviernos fríos y veranos calurosos, lo que beneficia la primera fase productiva del vino, pero perjudica seriamente su conservación ya que el vino necesita de una temperatura constante entorno a los 11 grados y ausencia de ruidos, vibraciones y luz.
La solución que adoptaron los antiguos productores que no disponían de la tecnología actual, fue introducir su producción a decenas de metros de profundidad. Claro ejemplo encontramos en la localidad de Sotillo de la Ribera donde existen más de 3.000 metros de túneles, que convierten este pequeño pueblo en un atractivo para el visitante, donde la tradición por el vino es su seña de identidad y lo celebra en primavera con diversas actividades entorno a la degustación de las producciones locales de sus vecinos. Una fiesta que tuvo su origen en la necesidad de los productores de vaciar sus barricas para nuevas elaboraciones y que ha convertido a esta localidad en una fiesta de atracción de turistas nacionales y extranjeros.
La familia Arroyo desde hace varias generaciones mantiene una de las bodegas considerada catedral del vino y, a través de sus visitas guiadas, nos permite conocer la Bodega Subterránea Ismael Arroyo (S. XVI), que cuenta con 1.200 metros de galerías subterráneas con producción de barricas de roble americano y francés. La importancia del material con el que están hechas las barricas va a ser lo que aporte expresividad del vino en nariz y su mercado traspasa nuestras fronteras, llegando a los más prestigiosos restaurantes de Estrella Michelín.
Tal y como nos explicó la responsable de comunicación, Aurora Lázaro, la añada del vino hace referencia al año en el que las uvas son recolectadas. Al conocer este dato podemos obtener información acerca de las condiciones climatológicas en las que maduraron dichas uvas. Además, la edad da sabiduría como el fruto de las cepas de vid más antiguas, que son separadas del resto para la producción de un vino de calidad superior.
Cuando tenemos ocasión de catar sus caldos
percibimos su color intenso, sabor a madera, olores de la tierra y esa
tranquilidad del reposo en el que ha permanecido para dar una excelente crianza
y riqueza de sensaciones.
Un atractivo para el visitante
En nuestra ruta del vino descubrimos que el concepto actual de visita a una bodega ha cambiado sustancialmente en los últimos años, el visitante quiere ver in situ como se produce el vino, conocer los diferentes tipos de uva, pasear entre barricas, oler las flores y frutas que dan el último matiz a los caldos y por supuesto, deleitarse con la cata de algunas de sus mejores añadas.
Una apuesta segura es visitar Bodegas Valdubón a las afueras de Milagros, junto al río Riaza que baja de la sierra de Ayllón. Fundada en 1997 gestiona 155 hectáreas de viñedo, de los cuales el 50% son propiedad, en las DO de Ribera del Duero para los tintos y Rueda para los blancos. Tal y como nos explicó su responsable de comunicación, Laura Martín, las cepas son tinta del país (Tempranillo), Merlot, Cabernet Sauvignon, verdejo y Sauvignon Blanc.
Sus instalaciones cuentan con enormes tanques de acero como primer paso para la fermentación maloláctica del vino, que suele durar menos de 15 días y la temperatura debe ser constante no superando los 29 grados. Posteriormente se introduce en Las barricas para facilitar la oxigenación que el vino necesita para alcanzar su excelencia, así como la madera, especialmente la de roble, le aporta a los vinos Crianza, Gran reserva y otros de gran calidad el aroma y el sabor que los diferencia.
Llegado el momento de poder disfrutar de la cata de caldos tranquilos, como les gusta llamar a los vinos que pasan por este proceso productivo, tenemos que valernos de todos nuestros sentidos para lograr sacar todos los matices en nariz y boca.
Sentados en una gran sala con todas las comodidades de un gran salón de hotel, con la luz de grandes ventanales que nos muestran las cepas origen de los vinos que vamos a disfrutar, comenzamos un análisis sensorial observando el color intenso de un Valdubón crianza, las lágrimas que deja en copa al moverlo y el olor que desprende, tratamos de descubrir una amplia variedad de aromas de flores, frutos, especias, regaliz… Una vez en boca, reafirmamos esos sabores y dejamos que una pequeña cantidad enjuague y prepare nuestro paladar. Todo lo que percibimos en nuestra boca es equilibrado, dando una sensación de placer. Toda una experiencia para los amantes del vino que aprenden a conocer su proceso productivo y logran empatizar con los productores de tan apreciado producto.
Para planificar nuestro viaje de enoturismo perfecto y conocer mejor los auténticos tesoros que nos ofrecen en esta localidad, recomendamos visitar las redes sociales del consorcio Ruta del Vino Ribera del Duero, ubicado en Aranda de Duero, tfno. 947 1072 54.
Eva Martínez Martín Periodista, especializada en Turismo
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