Kemi es una ciudad industrial
finlandesa, de tamaño medio, que se encuentra en el extremo norte del golfo de
Botnia, justo en el vértice sudoccidental de Laponia, a escasa distancia de la
frontera sueca. Kemi sería un lugar que apenas despertaría interés a no ser por
dos experiencias turísticas: la posibilidad de poder realizar un crucero
marítimo a bordo de un rompehielos y el poder visitar el Castillo de Hielo, el Lumilinna.
Desde noviembre hasta las primeras
semanas de mayo, las aguas que bañan el suroeste de Laponia permanecen
congeladas. Pero es durante los meses de febrero y marzo cuando las aguas del
golfo de Botnia se muestran más uniformes y con una mayor densidad, frente a la
costa de Kemi. Es durante esta época del año cuando se puede disfrutar con una
excursión única e inenarrable, aunque muy cara, a bordo del Sampo, el único buque rompehielos ártico
del mundo que admite pasajeros. Si podemos permitirnos los 360 euros que puede
llegar a costar el pasaje, viviremos un recorrido inolvidable de unas cuatro
horas, viendo al navío destrozar con su proa enormes témpanos de hielo. Además,
los más atrevidos, que tengan más de doce años de edad y un mínimo de 145
centímetros de estatura, podrán zambullirse en el canal abierto por el propio
barco, embutidos en un grueso traje de inmersión flotante. Su alto precio no es
obstáculo para que, si queremos garantizar un pasaje, tengamos que efectuar la
reserva con mucha antelación.
Pero si hay algo que ha
conseguido proyectar la ciudad de Kemi al resto del mundo, eso ha sido su
Castillo de Hielo. Todos los años, al llegar el mes de noviembre, los
habitantes de Kemi se aprestan a levantar una enorme construcción de unos
13.500 metros cuadrados, hecha con unos 30.000 bloques del material que más
abunda en el ártico cuando llega el invierno: el hielo. La tarea les ocupa casi
dos meses, pero a finales de enero el resultado es espectacular: casi una
ciudad de hielo dentro una muralla de 1.100 metros de longitud construida con
el mismo material.
Fue en 1996 cuando los habitantes
de esta ciudad de la Laponia finlandesa se decidieron a edificar todos los
inviernos el Castillo de Hielo. La finalidad es la de afianzar una atractiva
propuesta turística en una región en la que, no muy lejos de allí, en la ciudad
de Rovaniemi, se puede conocer un poblado sami,
cruzar la línea del Círculo Polar Ártico o saludar al mismísimo Papa Noel, visitando además sus
instalaciones y fábrica de juguetes.
Desde el exterior, el Castillo de
Hielo resulta sorprendente por su magnitud y por su originalidad. Rápidamente
se aprecia que es una construcción muy sólida para la que se han empleado más
de 25.000 metros cúbicos de nieve artificial, procedente de agua de mar, para
que el hielo sea más homogéneo y compacto. En la silueta de sus murallas están
presentes los elementos comunes a cualquier castillo: almenas, torreones, etc.
Pero la verdadera sorpresa está en su interior donde se ubican tiendas, salas
de exposiciones, una galería de arte, salas de reuniones, un auditorio para
conciertos, una capilla, una zona de recreo infantil, un bar, un restaurante,
una sala de juego y un hotel con más de cuarenta habitaciones… Todo ello de
hielo.
Se tiene la sensación de entrar
en un mundo irreal, de ensueño y a la vez acogedor. En el interior de las
instalaciones las paredes y techos son de hielo, las mesas y los asientos son
de hielo, las camas y los demás muebles de las habitaciones son de hielo, las
esculturas y toda la ornamentación también es de hielo… El entorno creado es
una delicia para los sentidos y una oportunidad para dejarnos sorprender con
algo diferente. Si los precios no nos han dejado congelados de antemano, unos
300 € la noche para dos personas, al final de nuestra estancia puede que
hayamos echado en falta algo más de confort, pero les aseguro que habrán
disfrutado y vivido una experiencia inolvidable. Les recomiendo que en el
restaurante prueben la carne de reno y que, si les apetece, no dejen de tomarse
un vodka, como no, en una tacita de hielo.
Para la presente campaña 2018, el
Castillo de Hielo se inauguró el 20 de enero y permanecerá abierto hasta el 14
de abril. Después el mar recuperará lo que es suyo y los habitantes de Kemi
volverán a esperar hasta el próximo mes de noviembre para empezar a construir
un nuevo Lumilinna, a ser posible,
mejor que el del año anterior.
Ángel Alonso
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